Cuando hacemos obras en casa, lo más normal es que queden restos y polvo por todas partes, que no se eliminan con una sola pasada y suelen llegar a cualquier rincón. Por lo que a priori, dejar nuestro hogar reluciente de nuevo y eliminar toda la suciedad por completo, puede parecer un gran desafío que en muchas ocasiones implica que pase un buen tiempo.
Como todo, no es tan difícil si sabes cómo hacerlo y es por eso que en esta entrada del blog de Buena hora, te damos algunos consejos sobre cómo abordar la limpieza de tu hogar después de una obra.
La opción más económica
Especialmente después de una obra que ha requerido de una gran inversión en la que por ejemplo hemos puesto parte de nuestros ahorros, lo más común y recomendado para no seguir gastando es que realicemos la limpieza nosotros mismos.
En este caso, debemos tener en cuenta que no cualquier cosa vale, y debemos poner mucho ojo en que productos elegimos para cada situación, ya que no queremos estropear la reforma o cualquier parte de nuestro hogar. Así que elegiremos el producto adecuado para cada mancha y superficie y seguiremos las instrucciones de uso de cada uno.
Por ejemplo, para eliminar las manchas más severas como las del cemento, yeso, residuos calcáreos u óxido de suelos, ladrillos o azulejos, debemos emplear productos más agresivos como los decapantes ácidos, quitacementos, anticalcáreos o los desincrustantes, según convenga.
Sin embargo para manchas de productos más suaves como la pintura, el barniz, el esmalte, el aceite o la cera, seguramente bastará con utilizar un disolvente como por ejemplo la acetona, o un decapante alcalino, especialmente eficaz para eliminar cera y resina.
Además de los productos que empleamos, para obtener un resultado más profesional y pulido, o si con los productos químicos no es suficiente, podemos hacer uso de máquinas como escobas automáticas, aspiradoras, decapadoras, abrillantadoras o hidrolimpiadoras, etc. Que en el caso de no tener en casa, existe la opción de alquilar de manera bastante asequible para momentos puntuales.
Al igual que con los productos, para utilizar la maquinaria adecuada también tenemos que tener en cuenta el tipo de suciedad y la superficie sobre la que vamos a trabajar.
Por ejemplo, para eliminar el polvo de los suelos lisos bastará con una aspiradora, mientras que para los suelos rugosos o zonas exteriores más amplias, el uso de la escoba eléctrica es la mejor opción. En el caso de que los restos sean más grandes (piedrecitas, papeles, clavos, cables, etc.) puedes emplear una hidrolimpiadora que limpia con chorro de agua a alta presión. O para simples manchas superficiales en el suelo podemos pasar una maquina rotativa.
Aunque si la vivienda es de grandes dimensiones, hay demasiada suciedad o simplemente prefieres dejárselo a los profesionales y/o puedes permitírtelo, existe la opción de contratar a una empresa especializada en este tipo de trabajos. A pesar del coste económico que implica, es una buena manera de asegurar una limpieza profesional y eficaz en una única sesión, olvidándonos de la molesta suciedad de la obra y disfrutando desde el primer momento la reforma.
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