Los bares de cereales

Los bares de cereales, algo muy popular en Londres pero que llegó a España hace relativamente poco tiempo, son lugares que crean tendencia y los cuales cada día van ganando más y más popularidad, sobre todo en personas jóvenes y adolescentes.

En Mayo del año, se abrió un bar de cereales en Madrid, lo cual hizo que la gente quedará muy sorprendida y logró hacer que las personas esperarán horas y horas para poder probar los productos de este bar de cereales, por lo que poco a poco pudo ir creciendo y hoy en día podemos encontrar bares de cereales en prácticamente todas las ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia….

Para quienes no conozcáis que son los abres de cereales, ni que podéis encontrar dentro, os vamos a explicar de una forma muy rápida. Cuando tú entras a un bar de cereales, lo primero que debes hacer es escoger un tipo en concreto de leche, ya que disponen de leche de muchos tipos, desnatada, de soja, de almendras… Y además, también puedes escoger el color de la elche: Azul, rosa, blanca, verde…

En segundo lugar, se puede escoger entre cientos de cereales que provienen de todas las partes del mundo. Sin ninguna duda esto es lo que hace que los bares de cereales sean tan especiales, ya que tienes a tu alcance productos de todas las partes del mundo.

Por esta razón podemos definir a los bares de cereales, como un lugar donde encentraréis las últimas novedades de cereales de una forma muy exclusiva, por esta razón los clientes potenciales de los bares de cereales son las personas de entre quince y veinticinco años.

Este factor de los clientes potenciales, también está ligado a las redes sociales, ya que a los jóvenes de esta edad, les suele gustar mucho ir para poder hacer una foto a los cereales y colgarla en sus redes sociales.

Uno de los productos que más destacan de los bares de cereales, son los tipos cereales en forma de aros de colores, típicos de Estado Unidos, los cuales hacen una combinación perfecta con leche de colores.

 

Fuente: https://politica.elpais.com/politica/2017/08/31/diario_de_espana/1504191578_567800.html